sábado, 14 de septiembre de 2019

Verano solo JOSÉ MANUEL CABALLERO BONALD




VERANO SOLO

Desde allí se veía el resplandor
Del faro y la zona de mar
Intermitentemente
Iluminada y el rasero
Desplazamiento de las sombras
Hacia el fondo del muelle.

Único
Mirador de aquel verano
Marítimo, cuántas horas de paz
Vivimos no sabiendo
Otra cosa sino que estábamos
Allí, durmiendo a pleno sol
En los acantilados, viendo
Volver las rezumantes barcas
De bajura, bogando hasta la boca
De la cala, saliendo con el día
A esperar al muchacho
De los víveres. Y lo más enervante
Eran las lentas noches, como untadas
De una mezcla de tizo
Y de resina, inmensa pella de humo
Sobre el mar. Allí no había regreso
A ningún sitio, tiempo
En blanco mordiéndose
La cola, temporada sin prójimo
Con quien poder zanjar el egoísmo
De estar solo.

Portuarias luces
De baliza y taberna, estachas
Fermentadas en bitas
Y pontones, dominio sin final
De bosque y playa puestos al servicio
De nadie, qué indolente
Travesía de ciego, qué buen
Descanso aquél y merecida
Manera de vivir. Subía
En la escollera un encrespado
Olor a pez de calafate, a costra
De salitre podrido, a desperdicio
De resaca, doméstico
Registro de aguijones que nos iban
Como arrastrando a la pereza
De ver pasar el tiempo sin pensar en nada.

Y es como si de pronto
Supiésemos que es falso estar
Aquí, que no nos corresponde
La insolidaria posesión
De esta alegría.

Frágil
Decorado feliz frente al turbión
Del tiempo, cómo
Se fueron aventando fechas
Comunales, tierras de todos, puestos
De reclusión y de trabajo, nombres
De compañeros y de olvidos. Era
Tan impropio caer
En la cuenta, pensar que todo aquello
Tendría que acabar como la imprecación
Contra el dormido; era tan fácil
No saber, convivir a solas
Bajo los tamarindos, escaparse
Una noche con alguna muchacha,
Amar directamente en el furtivo
Varadero, subir
Por hacer algo hasta el repecho
Del pinar.

Desde allí se veía
La deslizante franja luminosa
Del faro, interceptado a trechos
El turbio contraluz
De la bocana. Rebullían
Hacia el confín del malecón
Los somormujos, registrando
El desagüe. Se oía el persistente,
Musgoso chapoteo del robalo
Persiguiendo a la lisa. Alguien
Cantaba por la parte
Del talud. Tórrida
Noche sola, vaheaba la arena
Como una incandescente acometida
De humedad.

Nunca
Como aquel momento
Se hizo tan inmediata
La inaplazable tregua de volver.

de “Pliegos de cordel”
en El grupo poético de los años 50, Ed. Taurus, Madrid, 1992.



JOSÉ MANUEL CABALLERO BONALD

  José Manuel Caballero Bonald nace el 11 de noviembre de 1926 en Jerez de la Frontera, de padre cubano y madre francesa. En su ciudad natal...